Duro rapapolvos de T&E a la Unión Europea: “un premio a los rezagados y una incertidumbre muy perjudicial”

La presidenta de la Comisión Europea ha anunciado una revisión de las fechas para reducir las emisiones contaminantes y amenaza con multas millonarias: los fabricantes tienen ahora hasta 2028.

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La UE se pliega a las exigencias de algunos fabricantes en el cumplimiento de la Norma CAFÉ Grok
04/03/2025 18:04
Actualizado a 04/03/2025 18:04

Los fabricantes de automóviles han obtenido un triunfo significativo en sus negociaciones con la UE. Aunque la Unión Europea no modificará los estrictos límites de emisiones que deben cumplir las diferentes marcas en el mercado europeo, ha decidido que estos estándares se implementarán antes de finalizar 2028, en lugar de exigirse a final de este año.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, explicó que tras meses de rechazo y ante las reiteradas solicitudes tanto de los fabricantes como del PP europeo, "existe una clara demanda de mayor flexibilidad en los objetivos de CO2". Además, Von der Leyen adelantó que presentará los detalles de su propuesta para el sector automotriz este próximo miércoles 5 de marzo.

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Úrsula Von der Leyen anuncia la flexibilización de los plazos y multas a los que no cumplan.

T&E pone blanco sobre negro la realidad de esta decisión

Según la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E), esta modificación resulta "muy perjudicial" para la transición ecológica del sector. Williams Todts, director ejecutivo de T&E, ha manifestado que la medida podría crear una gran incertidumbre en el proceso de cambio hacia una movilidad 100% libre de emisiones. Todts subraya que “la UE corre el riesgo de crear una incertidumbre muy perjudicial sobre la transición del vehículo eléctrico en Europa”, lo que podría ralentizar el progreso hacia la meta de contar con coches sin emisiones para el año 2035.

El planteamiento de flexibilizar estos objetivos de CO2 se basa en la normativa 'CAFE'. En ella se l establece que, entre 2025 y 2029, los turismos deben limitar sus emisiones a un máximo de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro, en comparación con los 115,1 gCO2/km permitidos en el periodo 2020-2024. En el caso de las furgonetas, el límite se sitúa en 153,9 gCO2/km.

Bajo la propuesta de von der Leyen, el cumplimiento de estos estándares pasaría a exigirse de manera escalonada durante tres años en lugar de hacerlo de forma inmediata. Esta modificación supone que, en vez de obligar a los fabricantes a vender un mayor número de coches limpios en 2025, el cambio se extendería hasta 2027.

Desde la perspectiva de T&E, esta flexibilización no solo recompensaría a los rezagados del sector, sino que también podría dejar a la industria automovilística europea en una situación de desventaja frente a mercados tan dinámicos como el chino. Todts advierte que “el debilitamiento de las normas de la UE recompensa a los rezagados y hace poco por la industria automovilística europea, salvo dejarla aún más rezagada con respecto a China”.

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Para T&E el retraso anunciado supone la reducción de ventas de coches limpios.

Según esta visión, la presión que actualmente enfrentan los fabricantes para lanzar modelos más asequibles y ecológicos se vería considerablemente reducida, lo que a su vez podría retrasar el incremento de la producción de vehículos eléctricos en el continente.

El cambio en los plazos de cumplimiento de la normativa puede parecer, a simple vista, una medida que alivie la carga inmediata sobre los fabricantes. Sin embargo, para los consumidores y aquellos comprometidos con una movilidad más limpia, este retraso representa una pérdida de impulso en la transformación del parque automovilístico.

La misma regla europea contempla que estas cifras de emisiones deben reducirse a la mitad en 2030 como paso previo a lograr una flota 100% libre de emisiones en 2035. Por ello, muchos expertos consideran que el objetivo actual de CO2 está al alcance de los fabricantes europeos y que aplazar su exigencia podría mermar la competitividad y la innovación en el sector.